Dos meses lleva Pepe Mel al frente del vestuario bético. El 4 de enero, el madrileño se estrenó en partido oficial en su segunda etapa en el banquillo verdiblanco con un empate en Alcorcón. Desde entonces hasta hoy, el Betis ha disputado nueve encuentros con un balance de cuatro victorias y cinco empates. 17 puntos de 27 posibles ha logrado el Betis de Mel, que ha marcado once goles y encajado apenas cinco.
El Betis, con el madrileño en el banquillo, no ha conocido la derrota. Juan Merino, que estuvo cuatro semanas al frente del equipo, regresó al filial dejando al primer plantel en la tercera posición de la tabla con 33 puntos, a tres de la zona de ascenso directo a la Primera división. Hoy, disputadas nueve jornadas más, el Betis es quinto con 50 puntos y la diferencia con los conjuntos que ocupan las dos primeras plazas, Las Palmas y Valladolid, es de dos y un punto respectivamente.
Más allá de los números están las sensaciones. En positivo, el Betis de Mel dejó buenos minutos de fútbol ante rivales importantes como Sporting de Gijón (1-2) y Gerona (2-1), logrando victorias con mucho peso y convenciendo a la gente. Menos brillantes fueron los otros dos triunfos firmados ante el Tenerife (3-1) y el Sabadell (2-0). Fuera de casa, exceptuando lo hecho en buena parte del partido de Gijón, es donde el Betis de Mel ha dejado peores sensaciones. Ocurrió ante el Alcorcón (0-0), Numancia (1-1), Albacete (0-0) y Mirandés (0-0), citas todas ellas decepcionantes, especialmente la de ayer domingo, que recordó a muchos lo que pasó en la segunda parte del empate casero ante la Ponferradina (1-1), día en el que el equipo verdiblanco se descompuso de manera estrepitosa en los segundos 45 minutos.
El mal momento de Rubén Castro tampoco ayuda y el calendario inmediato se endurece con los partidos a jugar contra el Valladolid y Las Palmas. Del resultado de ambos puede clarificarse bastante el futuro del Betis aunque la igualdad parece estar garantizada entre los cinco primeros equipos hasta el tramo final de la temporada. El aire negativo que acompaña al Betis contrasta con la cercanía del objetivo. Jugando así resulta complicado encontrar la continuidad necesaria para alcanzar puestos de ascenso directo y no caer del mismo. Tampoco los rivales directos son capaces de poner la directa y marcharse en solitario. Los verdiblancos están obligados a dar la cara en el último tercio de competición donde todo está por decidir.
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