Tras una de las peores semanas que se recuerdan en lo que a asuntos extradeportivos se refiere, mañana el Real Betis vuelve a los terrenos de juego. Y lo hace no de la mejor forma que debería competir un equipo profesional, ya que gran parte de la plantilla está salpicada por numerosos temas ajenos al balompié.
Sin duda, la semana ha estado marcada por lo ocurrido el pasado sábado en el Benito Villamarín en el encuentro ante el Girona. En un partido que debió ser una auténtica alegría tanto para afición como para cuerpo técnico y directiva por la importante victoria gestada ante un rival directo por el ascenso, acabaría convirtiéndose en una verdadera pesadilla, culpa de un grupo de “aficionados”, aunque quizás este término les venga demasiado grande, que no debería pisar más el feudo verdiblanco.
La entidad, manchada tanto por medios de comunicación como por una gran masa social que se ha dedicado durante toda la semana a culpar a toda la institución, una institución centenaria que ha luchado por defender su honor tanto por medio de las redes sociales, haciendo trending topic nacional el hasgtag #ElBetisSeRespeta, como por medios de su presidente, Juan Carlos Ollero, en una intervención muy acertada que dejaría a los béticos más que satisfechos.
Y así lo ha hecho saber toda la hinchada verdiblanca, cansada del populismo y oportunismo mostrado por numerosas cadenas de televisión, por numerosas webs donde se ha ninguneado a un club de la entidad del Real Betis Balompié.
Pero, además, vuelve a quedar manchada la imagen del máximo goleador de la historia del club de las trece barras. Rubén Castro puede que este ante el momento más duro de su carrera, incluso de su vida, y esto es conocido tanto por la afición como por Pepe Mel, que tendrá que decidir si confiar en el estado de forma del canario para que mañana, a las 18:15 horas, sea de la partida ante el Mirandés, algo que podría servir al delantero para olvidarse de todo lo ocurrido durante la semana, al menos durante noventa minutos.
La situación no es la idónea para volver a los terrenos de juego, principalmente porque, a pesar de toda la defensa de los verdiblancos, pocas cosas han quedado claras y parece que todos los temas aún abiertos seguirán trayendo cola en los próximos días. Pero, pese a ello, una dosis de buen fútbol y resultado, acompañado del buen hacer de la afición verdiblanca en cada campo de España, sería el antídoto perfecto para calmar la situación, una situación que ha perjudicado principalmente a la parroquia heliopolitana que, herida en su orgullo, aunque indignada con el sector de la afición que emitió los cánticos, volverá con más fuerza que nunca reclamando justicia y respeto para el club.
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