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No es algo habitual que, en los últimos tiempos, el Betis lleve a cabo sus entrenamientos a puerta abierta. Sin embargo, el entrenador verdiblanco, Pepe Mel, ordenó al acabar el encuentro del pasado sábado que, tras descansar en las jornadas de domingo y lunes, el regreso al trabajo se hiciera con presencia de público y periodistas. Con tales premisas, un centenar de aficionados se han acercado hasta una de las gradas de la ciudad deportiva.
Desde allí han seguido con atención las evoluciones de los jugadores, centrando sus miradas y comentarios en varios jugadores que acaparan el protagonismo en los últimos días.
Al igual que ocurrió el pasado sábado en el Benito Villamarín en el transcurso del encuentro disputado ante el Gerona, la figura de Jordi Figueras ha pasado casi inadvertida. Algo más comentarios ha generado la presencia de Rubén Castro. El delantero canario, al que se ha podido ver sonriente a lo largo de la sesión junto a varios de sus compañeros como Pacheco, Dani Ceballos, Adán y el segundo entrenador, Roberto Ríos, ha alternado errores y aciertos en los distintos ejercicios dirigidos por Mel en las casi dos horas que ha durado la sesión.
El máximo goleador de la historia bética se ha frenado en los 99 goles. Rubén Castro no marca desde el encuentro jugado ante el Numancia y se le resiste el tanto que le ponga en las tres cifras. Pero Rubén Castro sigue teniendo el apoyo de la grada. Esta mañana, en un par de ocasiones, los aficionados han aplaudido con fuerza cuando el canario ha visto puerta. Casi una hora después del final del entrenamiento, en una de las salidas de la ciudad deportiva, una veintena de seguidores esperaron la salida de propio Rubén Castro, que se detuvo unos segundos para firmar autógrafos antes de marcharse en su vehículo.