Alrededor del año 1996 comenzaba un sueño en las oficinas verdiblancas y a su vez en los corazones de los aficionados béticos, por fin verían un estadio a la altura del equipo,a la altura de la afición, a la altura de Real Betis Balompié. En el año 1996 se anunciaba la intención de renovar el estadio de manera completa pero no fue hasta el 8 de mayo de 1998 cuando en presencia del entonces presiente Manuel Ruiz de Lopera se procedió a colocar la primera piedra del nuevo estadio.
Todo parecía tomar velocidad de crucero y en menos de 2 años ya se había terminado la mitad del estadio, los tres nuevos anillos de fondo y gol norte y además el estado cambió de nombre y pasó a llamarse Manuel Ruiz de Lopera , nombre elegido a votación por los béticos.
Pero a partir de entonces comenzó a torcerse. El Real Betis pareció olvidarse de la obra, todo pareció quedar en el cajón del olvido.
La marcha de Lopera el 26 de mayo del año 2006 llevó al equipo a una situación económica muy complicada, tanto es así, que el equipo pasó de la champions en la 2005/2006 a descender a segunda división en el 2008/2009 con la obra ya totalmente olvidada tanto por los béticos como por la directiva del Betis.
Hoy día, con el equipo en segunda y con una situación económica no demasiado buena, parece una utopía pensar que el conjunto de la Palmera pueda acabar el estadio, pero en la mente de todo aficionado bético está el viejo deseo de ver a su equipo jugar en un estadio terminado, a la altura de la entidad.
No es la mayor prioridad ahora mismo finalizar las obras del Villamarín, pero si debería serlo en cuanto la situación del equipo sea más estable y sostenible, pues no es concebible que un club como el Real Betis Balompié juegue en un estadio a medio hacer.